El estudio realizado por diferentes organismos de la ONU expuso las principales características de las personas migrantes, quienes llegan a Chile a través del paso no habilitado de Colchane. Según la encuesta, la gran mayoría de los migrantes son de nacionalidad venezolana, el promedio de edad es de 30 años; el 40% de ellos lo hace en compañía de un menor de edad y el 64% se dirige hacia la capital.

El actual flujo migratorio en el norte del país tiene características especiales, y así lo constata un grupo investigadores de la situación migratoria en pasos no habilitados hacen de las personas que ingresan a través de Colchane. Una encuesta realizada dentro y fuera del centro transitorio instalado en esa comuna expone las principales características de las personas migrantes del norte, siendo la gran mayoría de ellos venezolanos que viajan acompañados de sus familias y con destino a la Región Metropolitana (RM).

La encuesta, realizada por ONU Migraciones (OIM) y por la Agencia de la ONU para los Refugiados (UNHCR ACNUR), entrevistó a 184 personas entre el 16 y 30 de junio, quienes entregaron características personales, información respecto a su trayecto, condiciones de seguridad en las que viajaron y sus expectativas al llegar a Chile, entre una serie de datos. Junto con eso, la medición sumó a 82 niños, niñas y adolescentes, totalizando así una consulta con 266 personas.

Colchane, comuna en el extremo norte del país, es uno de los principales pasos no habilitados por los cuales los migrantes, en su mayoría venezolanos, ingresan hasta Chile. Según explican desde la OIM, actualmente existe un flujo mixto de refugiados y migrantes, con una alta presencia de niños, niñas y adolescentes. Según la encuesta, el 40,2% de las personas encuestadas viaja acompañado de un menor de edad.

Considerando aquello, por primera vez a esta encuesta -la que ya se ha realizado anteriormente- sumaron a la Unicef y ONU Mujeres. Según explica Víctor Flores, coordinador territorial de OIM, la participación del resto de las organizaciones “ha permitido poner el foco en aspectos vinculados con géneros en la situación de niños, niñas y adolescentes y en las necesidades de protección que pueden presentar las personas que son parte de este flujo mixto de refugiados de migrantes particularmente venezolanos”.

Los principales hallazgos

La ronda realizada en junio permitió conocer algunas de las características de las personas migrantes. Según la encuesta, a pesar de existir una alta presencia de mujeres, el 53,8% de los migrantes son hombres. Respecto a su nacionalidad, el 91,8% de las personas proviene desde Venezuela, mientras que la edad promedio de los entrevistados es de 30 años, teniendo la mayoría (35,3%) de ellos entre 18 y 24 años (ver infografía).

“Hay algunos hallazgos que lo que hacen es comprobar lo que hemos venido observando respecto de este flujo; primero, una alta presencia de NNA, las personas que están migrando son muy jóvenes, además es un flujo que se ha ido haciendo cada vez más precario. Si uno mira su nivel educacional, sólo el 16% tiene educación superior, más del 60% sólo ha alcanzado los niveles secundarios y por lo tanto da cuenta de un flujo más precario”, explica Flores.

Uno de los aspectos relevantes que han considerado los investigadores, es el tiempo desde que las personas iniciaron su viaje a Chile. En ese sentido, un hallazgo importante es el mes y año en el que los migrantes dejaron el país de origen, en esta encuesta el 62,5% de ellos lo hizo este mismo año, de ellos el 67,4% salió en junio. Según los investigadores, aquello demuestra que, contrario a lo que ocurría otras veces, las personas viajan directo a Chile y no tienen largas estadías o escalas en otros países como Perú o Colombia.

Ya en Chile, el 64,1% de las personas que ingresan por pasos no habilitados tiene como destino final la Región Metropolitana, seguido de la de Antofagasta con un 7,1%. De todos los encuestados el 70,6% de ellos tiene apoyo familiar en el país. Finalmente, el 2,4% de las mujeres está embarazada, misma medida en la que no sabe si está en esta situación, otro 8,2% de ellas está en periodo de lactancia.

La encuesta, que tiene como objetivo entregar información relevante para la elaboración de políticas públicas, ha demostrado, señalan, que la situación para estas personas es cada vez más compleja y que el contexto es cada vez más precario.

Si bien sólo un 2,7% de los encuestados asegura que fue víctima de tráfico de migrantes, un 19,4% del total afirma haber presenciado alguna forma de abuso. Mientras que su principal necesidad (82,1%) es la de contar con asistencia legal. Respecto a sus carencias, el 81,5% de los encuestados declara no contar con recursos para poder transportarse y un 75% no tiene dinero para la alimentación.

“Probablemente esa es una subdeclaración, hay personas que por temor no lo indican, pero lamentablemente también terminan siendo víctimas a su vez de personas que forman parte de bandas organizadas”, asegura el coordinador territorial de OIM.

Un viaje en familia

Una de las principales características advertidas por las encuestas es la alta presencia de menores de edad en los flujos migratorios. De hecho, el 40% de los adultos que ingresan al país lo hacen en compañía de un niño, niña o adolescente.

La encuesta consideró a 82 menores de edad, a quienes también caracterizó. Del total, 56,1% son hombres, el 75,6% tiene como responsable de sus cuidados a su madre y se detectaron a 7 menores de edad que ingresaron al país sin la compañía de ningún mayor de edad.

La gran mayoría de ellos (50%) tiene entre 4 y 10 años, seguido del rango de edad entre 11 y 14 años. Respecto a su educación, el 42% de ellos asistía a clases presenciales en su país de origen, aunque existe un 8,6% que no estaba dentro del sistema escolar, cumpliendo con la edad para hacerlo.

Glayson Dos Santos, representante adjunto de Unicef, asegura que “mirando desde el punto de vista de la protección, hay redes de tratas, hay coyotes que venden paquetes para atravesar a la gente, están sacando dinero de la gente sin garantizar protección. Entonces, el niño está expuesto a esos abusos, a cualquier tipo de riesgo de su propia integridad física y mental”.

“Según la lectura que hicimos con las encuestas, cerca del 42% asistía a clases antes del proceso migratorio, significa entonces que están quedando sin proceso de educación”, agrega Dos Santos. “Ahí no sólo estamos hablando de aprendizaje: cuando un niño va a la escuela además del aprendizaje está desarrollando competencias, generando salud mental. Cuando está fuera de ese proceso también está sujeto, al contrario, a la enfermedad mental, a los procesos de desarrollo más sociables”, concluye.

Uno de los aspectos más importantes para los investigadores es la protección que sentían estos niños, niñas y adolescentes, principalmente el cambio según la situación en la que se encuentran. Durante el trayecto de viaje, el 52,9% se sintió “a veces seguro, a veces inseguro”, mientras que una vez que ya estaban en el refugio en Colchane esta disminuye al 27,5%.

Fuente: La Tercera.

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