La máxima autoridad católica regresará a la isla griega de Lesbos, emblema del drama de la migración, el próximo 5 diciembre, como un gesto de apoyo, en el marco de un viaje a Chipre y Grecia, que incluye también las ciudades de Nicosia y Atenas.
El anuncio fue hecho este viernes por la oficina de prensa del Vaticano, que explicó que más adelante dará los detalles del viaje, el tercero de este año tras sus visitas a Irak en marzo y a Budapest y Eslovaquia el pasado mes de septiembre.
“El papa Francisco viajará a Chipre del 2 al 4 de diciembre, para visitar la ciudad de Nicosia, y a Grecia, del 4 al 6 de diciembre, para visitar Atenas y la isla de Lesbos”, precisó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, en un breve comunicado.
El 35º viaje al exterior del papa argentino estará marcado por su regreso a Lesbos, isla que visitó en 2016 para llevar esperanza a los refugiados en el Campo de Moria.
El pontífice argentino, que cumplirá 85 años en diciembre y que en julio de este año se sometió a una cirugía de colon, tuvo que anular sus viajes el año pasado debido a la pandemia de covid-19.
Hijo de inmigrantes italianos, Francisco es sumamente sensible al tema de la migración y desde que fue elegido, en marzo de 2013, ha manifestado en numerosas ocasiones su solidaridad con los migrantes de todo el mundo, que arriesgan su propia vida por un futuro mejor.
Una visita para ver la evolución
En su primera visita a Lesbos hace cinco años, el papa estuvo acompañado por el patriarca ecuménico Bartolomé I y por el arzobispo ortodoxo de Atenas y toda Grecia, Ieronymos, y al término de ella trajo a Roma en su avión a tres familias del campamento de Karatape, en total a 12 personas entre ellas seis menores.
La visita estuvo cargada de simbolismo en un momento de duras críticas contra el hacinamiento de refugiados que había producido el acuerdo de deportación entre la Unión Europea y Turquía.
El mes pasado, una delegación del Vaticano visitó el campamento de migrantes de Mavrovouni, en Lesbos, para planificar el viaje papal.
Levantado en septiembre de 2020 para acoger, entre otros, a los migrantes varados tras el incendio del controvertido campamento de Moria, el de Mavrovouni es de hecho el único centro de detención que queda en pie en Lesbos, según explicaron varias ONGs.
Aunque todos coinciden en que “la seguridad es mejor” que en Moria, las condiciones de vida no son mucho más envidiables y las personas están sometidas a largos encierros en espera de que les concedan el asilo, según constató en marzo en un largo reportaje la AFP.
El arzobispo de los católicos del mar Egeo, Joseph Printezis, explicó en octubre que Francisco quería enviar de nuevo un mensaje de solidaridad de la Iglesia y de los pueblos de Europa y al mismo tiempo pedir que se reconozca el peso que constituye para Grecia la acogida de tantos migrantes.
El papa “quiere ver la evolución del asunto de los refugiados” y el “fruto de los esfuerzos de Grecia”, precisó el arzobispo ante la prensa.
El religioso precisó que el papa quería hacer desde allí “una declaración humanitaria, según la cual la Iglesia y todos los pueblos de Europa se preocupan de los refugiados, y también referirse a que el peso soportado por Grecia debería ser reconocido por los otros países europeos”.
El pontífice argentino, que quiere ser considerado el papa de los pobres y los sin voz, llegará el 5 de diciembre a Mitilene, capital de Lesbos, donde permanecerá la jornada.
Fuente: Radio U.de Chile.