El año pasado se registraron egresos por US$1.982 millones, manteniéndose casi intacto con lo registrado en 2019 cuando se totalización US$1.919 millones. Del total de envíos, el 66% se concentró en el segundo semestre.
El empleo fue la variable económica más afectada por la crisis. 1,8 millones de puestos de trabajo se llegaron a perder en los meses más crudos de la pandemia. Si bien ahora ya se ha recuperado poco más de un millón, los inmigrantes tuvieron un alza importante en la tasa de desempleo llegando a un peak de 16,1% en agosto. Todo esto afectó su poder adquisitivo y, por ende, en los recursos que tienen disponibles para enviar a sus países de origen.
Ese cuadro quedó reflejado en las cifras de remesas publicadas por el Banco Central. De acuerdo a esa información, en 2020 se enviaron al extranjero US$1.982 millones, manteniéndose casi en el mismo nivel de lo registrado en 2019, cuando se totalización egresos por US$1.919 millones, lo que refleja un estancamiento en la cifra.
En el desglose de los datos se muestra que hay una relación directa entre los envíos y la apertura que fue teniendo la economía a medida que los casos de Covid-19 se iban controlando. Así, en el primer trimestre, cuando la pandemia todavía no llegaba en plenitud, se enviaron US$378 millones. Entre abril-junio, período más complejo de la situación sanitaria y con las cuarentenas masivas, las remesas llegaron sólo US$300 millones, su menor nivel de envíos desde principios de 2017.
El segundo semestre tuvo una importante aceleración: entre julio y septiembre las remesas alcanzaron los US$588 millones, mientras que el cuarto se disparó totalizando US$716 millones. En suma, en el segundo semestre se enviaron US$1.304 millones, lo que representa el 66% del total de los envíos. Ahora, si se considera solo el cuarto trimestre, este representó un 36% las remesas totales.
De acuerdo a los expertos, hay dos razones que están directamente relacionadas y que explican los menores envíos de dinero al extranjero. Uno, la paralización que generó la pandemia en distintas actividades y que incluso hizo que algunos inmigrantes retornaran a sus países de origen. Y la segunda, es que los inmigrantes, en su mayoría, realizan trabajos ligados al comercio, servicios y la construcción, todos ellos afectados fuertemente por la crisis.
“La crisis claramente es la razón del estancamiento. Es notable la diferencia entre el primer y segundo semestre. Ello habla del tipo de trabajos que parecen estar haciendo los migrantes. Construcción y comercio se afectaron mucho el primer semestre con las medidas más estrictas”, sostiene Pablo Valenzuela investigador de Espacio Público.
Mientras que el exdirector del Departamento de Extranjería, Rodrigo Sandoval, subraya que “las remesas internacionales son un claro indicador de actividad económica y de confianza que, según las cifras que observamos, dan cuenta de un importante baja del dinero disponible y una reserva respecto de la situación de los meses que están por venir”. En ese sentido dijo que “la capacidad de envío de remesas de los extranjeros que se encuentran en Chile es muy sensible a esta clase de coyunturas, como las cifras lo demuestran”.
Juan Bravo, director Observatorio del Contexto Económico de la UDP (OCEC UDP), comenta que “las remesas enviadas al exterior venían mostrando un incremento anual muy elevado en los últimos 5 años, lo que coincide con el acelerado aumento de la inmigración a Chile en ese periodo. Esto se desacelera bruscamente en 2020, ya que muchos inmigrantes vieron una reducción muy relevante de las oportunidades laborales y, por ende, de generación de ingresos, lo que impactó en los envíos de remesas al exterior”.
Perspectivas
El escenario para este año dependerá de cómo evolucione la pandemia. Si bien los expertos afirman que Chile se mantiene como un país atractivo para los extranjeros, sus ingresos fluctuarán dependiendo de las restricciones que se establezcan, al menos durante el primer semestre. No obstante, subrayan que las perspectivas de crecimiento para el país son buenas, lo que permitirá una recuperación del empleo y los ingresos.
En este aspecto, Valenzuela indica que para este año hay diversas miradas, pero toda coincide que Chile crecerá y en un porcentaje que no vemos hace años. “Ello implicará que los migrantes tendrán más ingresos y podrían aumentar las remesas”. Sin embargo, su foco de preocupación está puesto en la informalidad. “Últimamente han aumentado los ingresos por paso irregular, debido a la falta de alternativas o vías flexibles para el ingreso regular. Ello puede implicar un mayor número de migrantes trabajando en informalidad”.
Para Bravo, si bien la crisis afectará a los inmigrantes, este segmento de la población “muestra mayor propensión a mantenerse participando en el mercado laboral a pesar de las restricciones. Esto significa que, aunque también se verán afectados por la debilidad del mercado laboral que persistirá en 2021, los inmigrantes seguirán exhibiendo mejores indicadores que los chilenos en lo que se refiere a empleo y participación laboral”.
Fuente: La Tercera Pulso