La pandemia y sus consecuencias han cambiado la vida de las personas en todo el mundo. Sin embargo, los inmigrantes se ven afectados mucho más que otros grupos de la población. Esa es la conclusión a la que llegó un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Los inmigrantes habrían asegurado que los servicios esenciales, como los servicios de salud, el comercio al por menor y los servicios de entrega se mantuvieran incluso bajo las restricciones. Sobre todo en el momento más álgido de las medidas contra la pandemia, con cierres de fronteras, los gobiernos hicieron, por ejemplo, excepciones para la entrada de trabajadores extranjeros de la cosecha, incluido el gobierno de la ciudad-estado de Berlín.

En la OCDE, por ejemplo, los inmigrantes representan en promedio el 24% de los médicos y el 16% de las enfermeras, lo que los sitúa a la vanguardia en la lucha contra el virus. Debido a contactos más directos con los clientes, pero también a las condiciones de vida, una parte desproporcionadamente alta de inmigrantes también se contagió de COVID-19.

Los estudios realizados en varios países de la OCDE han demostrado que el riesgo de infección entre los inmigrantes es por lo menos dos veces mayor que entre la población establecida desde hace mucho tiempo.

Los primeros en quedar desempleados

Al mismo tiempo, los inmigrantes se ven más afectados que otros por las consecuencias económicas de la pandemia. Muchos de ellos trabajan en la gastronomía, en la industria hotelera y el turismo, precisamente los sectores que ahora luchan más por sobrevivir. En el sector de la hostelería de la UE en su conjunto, una cuarta parte de la mano de obra procede de países fuera del bloque. Los contratos de trabajo en estos sectores suelen ser de muy corta duración. Por lo tanto, los inmigrantes suelen ser los primeros en quedar desempleados. Todavía no se dispone de datos suficientes, pero ha quedado claro que los inmigrantes se ven especialmente afectados en países como Irlanda, Suecia, Noruega y, además, Estados Unidos.

El cierre de escuelas también es un aspecto importante. Los niños inmigrantes se vieron y se ven particularmente afectados de manera negativa cuando se aplica el teleaprendizaje. En promedio, los padres tienen menos recursos, por ejemplo, para comprar una computadora, menos espacio en casa y generalmente son menos capaces de ayudar a sus hijos con sus tareas debido a las dificultades del idioma. Por lo tanto, la educación en el hogar tiende a desfavorecer a los niños inmigrantes.

Menos movilidad por teletrabajo

Asimismo, la pandemia redujo drásticamente la inmigración hacia los países de la OCDE. Según las estimaciones preliminares de la organización, se ha reducido a la mitad en la primera mitad de 2020. El cierre de fronteras, las restricciones de viaje y la suspensión de los vuelos han llevado a esta disminución. Y la OCDE no cree que la movilidad vuelva a crecer mucho y pronto, incluso si la economía se recupera. Una de las razones de ello es que, durante la pandemia, muchos lugares de trabajo presenciales han sido sustituidos por el teletrabajo y los universitarios también están estudiando en línea, por lo que se necesita menos movilidad que antes.

Es probable que el COVID-19 también tenga un impacto significativo en los países de origen de los migrantes. Es probable que disminuyan las transferencias de dinero y que se reduzcan allí las oportunidades de empleo debido a la pandemia. Y como los países de destino tradicionales de los migrantes están tomando ahora medidas más enérgicas contra la entrada ilegal, las oportunidades legales de inmigración están disminuyendo.

COVID-19 enseña que necesitamos «al otro»

La OCDE también considera que existe el peligro de que aumente la xenofobia debido al creciente desempleo en sus Estados miembros, ya que los inmigrantes son percibidos como competidores. En algunos países se realizan campañas de sensibilización para corregir las imágenes falsas de los inmigrantes como competidores y propagadores de virus.

La OCDE tiene una visión fundamentalmente positiva de la inmigración como «una parte integral de nuestras vidas» y como algo «que nos une». La pandemia, con su aislamiento y restricciones, nos ha enseñado «cuánto necesitamos al ‘otro», dice Stefano Scarpetta, director de Empleo y Asuntos Sociales de la OCDE. Pero existe el peligro de que la pandemia y sus consecuencias destruyan parte de los progresos realizados en materia de inmigración e integración. Los gobiernos, por otro lado, deberían considerar la integración de los inmigrantes como una inversión a largo plazo que beneficia a todos.

Fuente: TVN-DW

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *