Una plataforma del Servicio Jesuita a Migrantes
Pablo Roessler Vergara Responsable de Estudios
Waleska Ureta Cañas Directora Nacional
Opinión
/ 21 de Abril 2021
Imposible es para una persona nacida y criada en Chile, no saber la letra de las diferentes estrofas del himno nacional, las enseñan desde el jardín infantil y tal vez antes. Lo mismo otros simbolismos como el escudo y la bandera que, en Chile y otros países del mundo, nos enseñan a amar, incluso más que al valor mismo del ser humano. Glorificamos héroes de guerra que generan división entre el “nosotros nacional” y el “otro externo”. Ello se asocia con lo que autores como Wimmer y Glick Schiller (2002) denominan isomorfismo o mimetización entre persona y nación. Sin embargo, poco se analiza qué hay detrás de estos símbolos, y el mensaje que quieren dar para las perspectivas de futuro de una sociedad. Parecen terminar siendo cáscaras que aprendemos automatizadamente.
En la letra del himno nacional de Chile, compuesto por Ramón Carnicer y Eusebillo Lillo, se señala explícitamente “Que o la tumba serás de los libres. O el asilo contra la opresión”. En esta última estrofa nos detendremos, para ocuparla como marco conceptual de lo que ha ocurrido con el proceso migratorio actual en Chile en general, y en particular lo ocurrido estos últimos meses en la frontera norte de Chile con la crisis humanitaria. En concreto la pregunta que se busca abordar es: ¿hemos sido un asilo contra la opresión?
Algo elemental es entender que la migración ha forjado Chile desde sus inicios. Si para el siglo XIX se da, al momento de crear el proyecto de Estado-nación chileno, un proceso de atracción de inmigrantes europeos, con fines de colonizar territorios y aportar a un “progreso a la europea”, desde los años 90 ́ del siglo posterior se da un proceso de inmigración primordialmente latinoamericano (Canno y Soffía, 2009; SJM, 2020). Se genera así un cambio en el origen, desde un inmigrante blanco europeo (que pareciera lo hacemos parte de “lo nuestro” con orgullo), a un inmigrante con presencia de rasgos indígenas y afrodescendientes, lo cual produjo conflictos a nivel de imaginario social (con alta herencia colonial), pues aparece todo lo que la identidad nacional buscó negar (Larraín, 2019; Tijoux, 2019). En la encuesta Voces Migrantes (2019) que realizamos desde SJM, se muestra una mayor proporción de experiencias de discriminación en al menos uno de los ámbitos consultados*, desde nacionales de países donde existe mayor prevalencia afrodescendiente (un 50% de las personas colombianas y un 47% en haitianas).
Este último proceso migratorio más latinoamericano, fue aumentando tanto en cantidad como diversidad de orígenes: en un inicio fue mayoritariamente desde países fronterizos, para ya desde 2010 cambiar poco a poco. Así, en 2019 sólo 1 de las 4 nacionalidades más presentes en Chile, provienen de un país fronterizo. Así del 1.492.522 que se estimaba vivían en Chile a diciembre 2019, el 30,5% son venezolanos, 15,8% peruanos, 12,5% de Haití y 10,9% de Colombia (INE Y DEM, citados en SJM, 2020).
Más allá de las cifras, en este último proceso migratorio se encuentran personas. Detrás de ellas existen diversidades de historias. Muchos en búsqueda de mejores oportunidades laborales, pero también otros que están en situaciones extremas, y que en los últimos meses para poder vivir, han cruzado países, fronteras y se adentraron en el desierto más árido del planeta, con climas extremos de días de mucho calor y noches gélidas. Una verdadera tragedia donde adultos mayores, madres, padres, niños y niñas venezolanos/as parecen no ser de ningún lugar. Sus hogares están en un entorno difícil de habitar, y al salir a países de la región como Chile, no son considerados como personas legítimas de habitar este espacio, a pesar de que en muchos casos, poseen familiares ya asentados aquí.
Pero vamos un poco hacia atrás: desde 2016 aumentó el número de venezolanos y venezolanas que ven en este país un posible oasis, porque eso es lo que se comenta en el vecindario. En 2019 el presidente Sebastián Piñera viajó al concierto benéfico Venezuela Aid Live llevado a cabo en Cúcuta, dando mensajes de protección universal a los Derechos Humanos y de apoyo al pueblo venezolano. Esto, meses después de que se creará con las medidas administrativas en materia migratoria del gobierno de Chile la Visa Consular de Responsabilidad Democrática, para hacer más “ordenado, seguro y regular” el ingreso de venezolanos que quisieran ingresar al país. Sin embargo, hasta noviembre de 2020 (según datos de la subsecretaría de Relaciones Exteriores analizados desde SJM) dicho permiso mostraba un 73% de rechazo en las solicitudes. Esto fue parte de una serie de medidas administrativas que buscaban en su espíritu “ordenar la casa”, con la creación de otras visas consulares, como también con el inicio de un proceso de regularización extraordinaria.
Gráfico 1. Variación porcentual de ingresos de personas extranjeras a Chile por avanzadas regulares* entre 2016 y 2020, según nacionalidad
Fuente: Análisis desde SJM a partir de datos solicitados por Ley de transparencia a PDI *Nota: Regulares significa que han sido por pasos fronterizos, puertos o aeropuertos habilitados para el ingreso.
No obstante, el primer semestre de 2019, aumentaron los ingresos de venezolanos a Chile, al parecer más de lo que se esperaba. Así en junio de 2019 se le exige a ciudadanos venezolanos una visa consular para ingresar como turistas. Con ello bajó dicho flujo a Chile. Si por vías terrestres y áreas habilitadas, en el primer semestre de 2019 se dieron 125.990 ingresos a Chile de personas venezolanas (y 69.478 egresos), el segundo semestre de ese año cayeron a 55.492 los ingresos, siendo éstos menores a los egresos (55.140). Con el cierre de fronteras en 2020 ello se intensifica y en todo el año se dieron 30.870 ingresos de venezolanos, y 35.070 salidas, dando un saldo migratorio negativo de -4.200**. Considerando que el año 2018 en su globalidad fue el año con el mayor número de ingresos de venezolanos, como muestra Gráfico 1, con la medida de visa consular de turismo, los ingresos disminuyeron en un 15% en 2019, y con el cierre de fronteras en casi un 90% en 2020.
Los flujos migratorios hacia Chile bajaron, tanto a nivel global, como de personas venezolanas en específico, sin embargo existieron algunos efectos colaterales: se modificó y precarizó la manera en que se migra hacia Chile, lo que se intensifica en 2020 con la pandemia y cierre de fronteras. En el caso de las personas venezolanas si en 2017 solo registraban 9 ingresos por paso no habilitado, en 2018 esto aumentó a 101, en 2019 a 3.333 y en todo 2020 a 12.935 (Gráfico 2). En los primeros meses de 2021 esto siguió presente. En enero se dieron 3.463 de este tipo de ingresos, casi ⅓ de todo el año anterior. Este punto trajo elementos de controversia, entre ellos el la instauración del Plan Colchane, la militarización de la frontera y expulsiones administrativas televisadas. | Gráfico 2. Ingresos por paso no habilitado de personas venezolanas a Chile registrados por PDI entre 2017 y enero 2021 Fuente: Análisis desde SJM a partir de datos solicitados por Ley de transparencia a PDI. * Cifra refleja la cantidad de denunciados a la autoridad administrativa producto de ingreso irregular (infracción artículo N°69 de Ley de Extranjería), ya sea por flagrancia, fiscalizaciones o autodenuncia. |
Otro elemento de vulnerabilidad que ha tenido la migración venezolana hacia Chile tiene que ver con quienes han sido víctimas de tráfico ilícito de migrantes. En 2020, casi la mitad (42%) de las víctimas de tráfico registradas por las Brigadas de PDI fueron venezolanos.
Así, la crisis humanitaria que se vive en Venezuela, en conjunto con medidas administrativas en materia migratoria y la pandemia, han generado un nuevo tipo de movilidad humana, más precaria.
A medida que vamos creciendo, podemos reflexionar sobre las palabras de un himno que nos enseñan desde pequeños y que, al parecer, nunca terminamos de comprender y hacer realidad. Algo que aprendemos de memoria y obligatoriamente carece de sentido, pero lo podemos cambiar. Podemos pensar y recordar, por ejemplo, que en los años de la dictadura militar personas chilenas tuvieron que huir de un régimen dictatorial hacia diferentes países, entre ellos Venezuela.
En ese sentido, ante la pregunta de si somos “el asilo contra la opresión”, surge preguntarnos ¿estamos poniendo al humano en el centro?, ¿o al parecer algunas características como el origen nacional o color de piel son más importantes en nuestros valores?
Lo que leyeron ahora es una invitación a releer y entender el significado del párrafo de esa frase de nuestro himno, de lo contrario es sólo letra muerta que se pierde en el vacío.
Con esto se hace llamado a ver la situación más allá de la migración, más allá de la soberanía de un Estado-nación, sino que desde una crisis humanitaria que impacta profundamente la dignidad del ser humano. El afecto que sentimos por un país no es algo dañino, pero sí el sentimiento de superioridad y que nuestra preocupación sea sólo por nosotros mismxs, por sobre los derechos de todxs las personas.
La migración continuará en tanto no se resuelvan las crisis económicas políticas y sociales de algunos países de la región, por lo que las personas continuarán buscando donde poder sobrevivir y si no se utilizan (negándose) los ingresos, a partir de los instrumentos establecidos para una migración regular, la precarización de ésta irá en aumento.
Como sociedad debemos entender que nadie migra en estas condiciones por gusto, nadie arriesga su vida y la de sus seres queridos, si no es porque ese riesgo es la esperanza de encontrar un lugar donde sobrevivir. Desde ahí estamos llamados a acoger con humanidad a quienes han experimentado y seguirán experimentando la dolorosa migración forzada.
Fuente: Revista Mensaje
Referencias bibliográficas
Cano, V. y Soffia, M. (2009). Los estudios sobre migración internacional en Chile: apuntes y comentarios para una agenda de investigación actualizada. Papeles de Población, 15(61), 129-167. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11211806007
Larraín, J (2019) Cultura e Identidad Nacional en un nuevo contexto migratorio. En N. Rojas y J. Vicuña (Ed.), Evidencia y mitos de una nueva realidad (p.335-350). Santiago de Chile: LOM Ediciones
Servicio Jesuita a Migrantes, SJM (2020). Migración en Chile. Anuario 2019, un análisis multisectorial. Santiago, Chile. Recuperado de https://www.migracionenchile.cl/publicaciones
Tijoux, M.E. (2019) Yo no soy racista, pero…. En N. Rojas y J. Vicuña (Ed.), Evidencia y mitos de una nueva realidad (p.351-374). Santiago de Chile: LOM Ediciones
Wimmer, A. & Glick Schiller, N. (2002). Methodological nationalism and beyond: nation-state building, migration and the social sciences. Global Networks, 2(4), 301-334.
*Ser inmigrante; color de piel; apariencia física; nacionalidad; condición económica.
**Datos de la Policía de Investigaciones analizados desde SJM
Juan Antonio Ríos 1100, Arica
+56 582 277004 |arica@sjmchile.org
Avenida Bonilla 9198, Antofagasta
+5655224171073 | antofagasta@sjmchile.org
Lord Cochrane 104, Santiago de Chile.
+56 2 2838 7560 | info@sjmchile.org