Pese a la fuerte baja de visas laborales el año pasado, el director de Extranjería ratifica la expectativa de que Chile seguirá enfrentando una «presión migratoria relevante» en los próximos meses.

El permiso de residencia para trabajadores temporeros es una de las figuras que introduce la nueva Ley de Migraciones, la cual se espera que sea promulgada -luego de más de ocho años de trámite legislativo- en marzo por el Presidente Sebastián Piñera.

El director del Departamento de Extranjería y Migración (DEM), Álvaro Bellolio, explica que se tratará de una autorización para quienes ingresan a Chile con visa y con RUT.

«Creemos que la calidad de vida del migrante trabajador de temporada va a mejorar», destaca.

Bellolio dice que este paso puede dar un impulso a la contratación en algunas áreas. «Ahí hay un trabajo importante que va a estar asociado a la nueva política migratoria, pero efectivamente las condiciones en el agro y la construcción pueden cambiar», sostiene y agrega que, por tanto, «hay una probabilidad no menor de que los salarios asociados y los costos asociados a recursos humanos aumenten».

Álvaro Bellolio, Director Departamento de Extranjería y Migración

La forma en que se entregará el permiso se está coordinando debido a que a futuro las visas de residencia consulares las otorgará el Servicio de Migración que reemplazará al DEM.

Lo anterior, en un contexto donde el punto principal es cambiar la lógica de las personas que entran como turistas y acá piden visa -«lo que genera informalidad», dice Bellolio- a una en que el extranjero entre con visa y RUT.

«El turista que viene a Chile no va a esperar cinco meses a que se resuelva su caso (…) Eso le facilita la integración en el mercado laboral», señala.

Otra novedad es la creación de nueva visa para los extranjeros que entraron de forma regular antes del 18 de marzo de 2020 y cuya situación cambió en el país.

Este proceso se podrá hacer sin pagar multa y una vez que ingresen a trámite su regularización van a tener permiso de trabajo. «Buscamos que no sea la visa lo que afecta la regularidad o formalidad en materia laboral, sino que las condiciones de la economía», señala Bellolio.

De todas formas, precisa, que para radicarse en Chile y obtener la visa definitiva, los migrantes deberán demostrar sustento económico y para eso deberán demostrar cotizaciones.

Todo en el entendido de que no se repitan situaciones como la de Colchane, con un desborde de la frontera por migrantes irregulares. «Si uno mira el flujo migratorio a nivel global, estamos mucho mejor que hace tres años. En 2018 entraron a Chile como turistas y se quedaron como 420 mil migrantes, en 2020 solo 16 mil, la irregularidad es mucho menor, ya no tenemos el turismo laboral que había antes», sostiene el director del DEM.

Además, afirma que la futura ley se hace cargo del ‘ingreso clandestino’, pues están «mejor definidos los derechos y deberes, y se generan los incentivos correctos, porque la facilidad de la integración laboral y social, cuando se tiene visa desde el día uno ayuda».

A su juicio, también cambiarán las expectativas de los migrantes. «El extranjero clandestino que sigue pensando que entrar a Chile a la mala no tiene consecuencias, que puede trabajar y que da lo mismo, eso no va a ser así, se va a iniciar su proceso de expulsión y, además, la nueva ley establece sanciones mucho más altas para sus empleadores».

Las pequeñas empresas serán sancionadas con multas de 10 UTM 40 UTM; las medianas de 30 UTM a 100 UTM; y las grandes 60 UTM a 200 UTM por cada extranjero contratado sin autorización.

Visas laboral a la baja

El director del DEM señala que las solicitudes y entrega de visas en el año 2020 registraron una brusca caída debido a la situación del coronavirus y el cierre de fronteras.

Bellolio indica que en 2019 hubo 221 mil visas laborales solicitadas y se otorgaron 228 mil, cifra que es superior a las requeridas porque hay un desfase con ejercicios anteriores que terminaron su trámite en el período referido. Mientras que en 2020 se requirieron 78.215 y se entregaron 119.667 visas, una caída de 64,6% y 47,5%, respectivamente.

En paralelo, las cifras dan cuenta de que en el trimestre móvil septiembre-noviembre del año pasado, la tasa de desocupación de los extranjeros en Chile se ubicó en 9,9%, un incremento de 4,8 puntos porcentuales (pp) en los últimos 12 meses. Y si bien siguió prácticamente la misma tendencia, fue menor que el registro de desempleo del total país, que cerró el período en 10,8%.

Los extranjeros ocupados durante el período disminuyeron 3,3% en doce meses, mientras que los extranjeros ocupados informales alcanzaron 234.613 personas, contrayéndose 1,1% en el lapso.

La reducción de los ocupados fue impulsada por los niveles educacionales de educación primaria, educación secundaria, educación universitaria y otros, con retrocesos respectivos de 15.410, 40.396, 27.523 y 7.542 personas.

Por su parte, los ocupados con educación técnica aumentaron en 61.229 personas en el lapso.

La fuerza de trabajo migrante asciende a 965 mil personas -un incremento de 1,9% interanual-, de los cuales 869 mil se encuentran ocupados.

En contraste, los extranjeros desocupados en el país mostraron un crecimiento de 97,9% en el último año, totalizando 95 mil personas.

La población fuera de la fuerza de trabajo aumentó 40,3% con respecto al mismo periodo del año pasado, influida por la definida como potencial, que son personas que en su mayoría no estaban buscando un trabajo, pero estaban disponibles para trabajar, señala el análisis del DEM.

«En 2018 se quedaron en Chile unos 420 mil migrantes, en 2020 solo 16 mil; la irregularidad es mucho menor, ya no tenemos el turismo laboral que había antes», dice Bellolio

Fuente: Diario Financiero

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