«Pese a la tragedia que ha significado esta crisis, también está desatando una ola de solidaridad hermosa».

Hace semanas que sigo con más frecuencia de lo habitual la información publicada en España por cómo el país está siendo afectado por la pandemia de COVID-19 y cada día me sorprendo más con la cantidad de buenas noticias que leo y escucho. Sí, pese a la tragedia que ha significado esta crisis, también está desatando una ola de solidaridad hermosa. Desde la joven pareja que se brinda a hacer la compra a los vecinos más adultos, hasta alumnos de Medicina que, incluso sin haber terminado sus estudios, se ofrecen a mitigar la carencia de personal sanitario.

Hay grandes compañías de textil que ponen toda su cadena de producción y transporte a disposición de la sanidad y pequeñas empresas que adaptan su maquinaria para crear materiales que escasean tales como guantes, mascarillas o batas médicas. Son ejemplos reales que felizmente empiezan a replicarse en Chile y otros países afectados. Bendita tecnología que en estos días nos permite comunicarnos e inspirarnos.

Sí, hay personas que están ofreciendo un plato de comida a quien no tiene, arrendatarios que se hacen cargo de la situación y dan tranquilidad a sus inquilinos aplazando o eliminando los pagos del alquiler, expertos en acompañamiento que se organizan para apaciguar el ansia o el miedo que muchos estamos sintiendo, instructores deportivos que comparten clases de forma gratuita para contrarrestar el sedentarismo del confinamiento o lo mejor de todo: ver como muchos se quedan en casa que es el mayor ejercicio de solidaridad ante esta pandemia. Promovamos esto aún más, pongamos toda nuestra energía en colaborar.

​Aprovechemos este tiempo para reinventarnos y hacer un Chile menos desigual, cada uno desde sus posibilidades. El sociólogo y consultor Eugenio Tironi nos invitó recientemente, en un espacio titulado Estrategias y liderazgo en tiempos de desbordes, a “actuar desde la horizontalidad, la igualdad y el ejemplo, no desde la jerarquía, los privilegios y el púlpito”. También insistió en que debemos privilegiar la unidad sobre ‘El llanero solitario’ pues “el miedo desata el egoísmo y el egoísmo promueve el contagio.”

​Me sumo a sus palabras convencida de que sólo la creatividad y la colaboración nos permitirán salir de este desborde. Por eso me atrevo a hacer un llamado a que cada uno defina cómo puede aportar. En este sentido, desde el Servicio Jesuita a Migrantes hemos lanzado la campaña ‘Colaboremos para cuidarnos’ #LaSolidaridadNoEstáenCuarentena para asistir a las personas migrantes y refugiadas con profundas necesidades de alimentos y productos básicos a través de la entrega, en una primera etapa, de 180 canastas básicas, 20 kits de alimentos, 20 kits de aseo y 15 kits para personas en situación de calle en Arica, Antofagasta y Santiago.

​Dice un proverbio chino que la crisis agudiza el ingenio. Nosotros ya estamos rediseñando nuestra forma de apoyar a los más vulnerables. ¿Quiere usted sumarse?

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