A diez años del inicio de los combates, el país sigue estando severamente fragmentado, con su economía hundida, grupos yihadistas aún presentes en su territorio, y con más de 5,6 millones de personas que huyeron del conflicto.

El ruido de las armas es cada vez menor y los grandes combates que durante meses azotaban ciudades enteras parecen haber quedado en el pasado, pero Siria continúa con las heridas abiertas de uno de los conflictos más sangrientos de la actualidad, y que sigue sin encontrar la paz. La guerra civil siria sigue golpeando a toda una nación que se convirtió en el escenario de un juego de potencias, y que vio a su economía derrumbarse por completo, a la inseguridad apoderarse de todo el país, y a millones huyendo de la nación en medio de una de las mayores crisis humanitarias de la historia reciente.

A diez años de lo que empezó como una serie de protestas en marzo de 2011 que exigían reformas democráticas al régimen de Bashar al Assad en el marco de la Primavera Árabe, y que rápidamente dio paso a la violencia en el país, Siria contabiliza hoy más de 385.000 muertos (ver infografía) durante una guerra en la que las fuerzas rebeldes no lograron su objetivo principal: sacar a Al Assad del poder.

Y si bien el gobierno ya volvió a tomar control de aproximadamente un 75% del territorio nacional, la victoria no puede calificarse como una muy grande para el régimen, debido al estado en el que se encuentra el país.

Afectada por severas sanciones de parte de diversos miembros de la comunidad internacional y con gran parte de su infraestructura destruida tras una década de guerra, Siria tiene su economía extremadamente debilitada. Según datos oficiales, el país registra una inflación anual promedio del 200%, mientras que la moneda local, la libra, se desplomó en los últimos diez años, pasando de cotizar 47 libras por dólar antes del inicio del conflicto a 1.250 libras por dólar en la actualidad. A eso se suma el enorme costo de la guerra para el país, estimado en US$ 1,2 billones, según la ONG World Vision, y un déficit de ingresos por hidrocarburos -uno de los pilares de la economía- estimado en US$ 91.500 millones por el gobierno.

A su vez, más del 40% de la población se encuentra desempleada, y según datos de Naciones Unidas, cerca de un 80% vive bajo la línea de la pobreza en el país, con un 60% de la ciudadanía en situación de inseguridad alimentaria. La situación podría ser aún peor en los próximos años debido a los efectos de la pandemia del covid-19 y a la crisis socio política que afecta al vecino Líbano, nación que durante la guerra se transformó en la principal -y prácticamente única- salida económica de Siria.

País fragmentado

El territorio sirio, además, continúa profundamente fragmentado, lo que dificulta cualquier intento del gobierno por hacer valer su poder en el país e impulsar su reconstrucción. Esta división territorial también hace de la situación de seguridad en el país una muy delicada, debido a la presencia de varios grupos yihadistas, incluido el Estado Islámico, que pese a su derrota en Siria aún mantiene a soldados escondidos en la zona.

«Al Assad ganó en Siria, pero el costo de esa victoria hace que esta tenga un valor prácticamente nulo. Aún hay combates, principalmente en el norte del país, y la reconciliación entre bandos para lograr la paz se ve extremadamente lejana, por no decir imposible en estos momentos, sobre todo porque hablamos de un régimen que no era querido antes de la guerra, y que no lo será después de ella, sobre todo por los ataques a su propia gente, incluidos ataques químicos. Además, Al Assad está ahora amarrado a lo que digan países como Rusia e Irán, sus principales aliados durante la guerra, y prácticamente los únicos que siguen teniendo relaciones cercanas con él», dijo a ‘El Mercurio’ Scott Lucas, experto en Medio Oriente de la Universidad de Birmingham.

Pero no solo en Siria es donde se hacen sentir los efectos de la guerra, cuyas consecuencias traspasaron las fronteras, principalmente debido al masivo éxodo de ciudadanos que derivó en una de las peores crisis humanitarias de la historia mundial reciente.

Hasta hoy, más de 5,6 millones de personas escaparon de la guerra en Siria, una ola migratoria que durante años fue el principal desafío para países europeos y del Mediterráneo, que deben hacer frente a cientos de miles de solicitantes de asilo y personas que buscaban huir de la guerra a toda costa, muchas veces poniendo sus propias vidas en riesgo. La situación puso gran presión a las autoridades de los países de destino de los migrantes, y provocó fuertes tensiones entre la Unión Europea (UE) y Turquía, país donde actualmente se encuentran cerca de 3,6 millones de sirios y principal punto de entrada de aquellos que buscan ingresar a Europa.

Y frente a una guerra que parece no encontrar salida, la situación migratoria podría empeorar aún más, con la posibilidad de que 6 millones de personas más escapen de Siria durante la próxima década si el conflicto y la crítica situación en el país continúan, según la ONG del Consejo Noruego de Refugiados.

Foco de inseguridad

Además del masivo éxodo de sirios, otra de las consecuencias de la guerra que preocupa a nivel internacional es la transformación de Siria en un foco de inseguridad, tras pasar a ser un semillero para grupos terroristas como el EI, algo que preocupa a varios países, principalmente europeos, que son blanco de ataques perpetrados por los yihadistas, muchos de ellos entrenados en territorio sirio.

Esto, sumado al hecho de que Siria se mantiene como el escenario de una lucha de potencias que se extiende por toda una región tan inestable como el Medio Oriente, con poderes regionales como Israel, Irán y Turquía involucrados, y con potencias globales como EE.UU. y Rusia con intereses en la zona.

«Ciertamente la atención puesta en Siria a nivel internacional ya no es la misma que hace unos años, pero sigue siendo un territorio donde muchos actores ejercen su poder y buscan expandir su influencia. Es por eso que es difícil ver que esta situación acabe pronto. Lamentablemente eso solo significa más años de sufrimiento para un pueblo que perdió su hogar y su forma de vida, y que cargará un trauma enorme que permanecerá por décadas», dijo a este diario Chris Phillips, experto en Siria de la Universidad Queen Mary de Londres.


– Unión Europea

La UE pidió ayer el fin de la represión en Siria, abogó por una «solución política» a la guerra y se dijo dispuesta a apoyar elecciones libres en el país bajo supervisión de la ONU.

Fuente: El Mercurio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *