MIGRACIÓN EN CHILE

Una plataforma del Servicio Jesuita a Migrantes

17 DE JUNIO 2020

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Enfrentar el Covid-19 desde la migración

Si la inmigración es desafiante, imagine si a esto le suma una pandemia. En PAUTA conversamos con la epidemióloga y enfermera Báltica Cabieses sobre la situación que actualmente viven los inmigrantes en Chile.

 

Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) al 31 de diciembre de 2019, en Chile viven casi un millón y medio de extranjeros residentes habituales. De ellos, los principales países de origen son Venezuela (30,5%), Perú (15,8%), Haití (12,5%), Colombia (10,8%) y Bolivia (8,0%).

 

Durante las últimas semanas, y con la pandemia del Covid-19 en pleno apogeo, se han hecho evidentes en medios de prensa nacional las malas condiciones en que algunas poblaciones migrantes viven en el país. Características tales como el hacinamiento y la pobreza pueden propiciar la expansión del virus SARS-CoV-2, a lo que se agregan las barreras para el retorno a sus lugares de origen.

 

Sobre la vinculación entre la población migrante y la pandemia, en PAUTA conversamos con la enfermera-matrona, epidemióloga social y directora del programa de Estudios Sociales en Salud de la Universidad del Desarrollo, Báltica Cabieses. Cabieses tiene experiencia laboral y ha investigado por más de 12 años la salud de migrantes internacionales.

 

-En materia sanitaria y sin el nuevo coronavirus circulando, ¿qué dificultades extras tienen los migrantes en los países a los que llegan?

 

«Los migrantes internacionales tienen grandes desafíos sociales, educacionales, de integración social y de barrio, así como también laborales y de vivienda. Esto, además, desafía la construcción de una ley migratoria inclusiva, que oriente a la integración, que empuje mecanismos administrativos migratorios ágiles y comprensivos, con enfoque de derecho y de protección humana».

 

«En el ámbito de la salud en particular, en la mayoría de los países el primer desafío tiene que ver con la inclusión sanitaria. La población migrante accede menos formalmente a los sistemas de salud que las poblaciones locales. En Chile, por ejemplo, alrededor del 18% de personas migrantes reportan no tener ningún tipo de previsión formal de salud, comparado con menos de un 2% de los nacionales. Así lo indican encuestas poblacionales como la Casen 2017 y estudios que hemos realizado en nuestro programa de investigación».

 

«También hay brechas de aceptabilidad y de trato en la atención directa de salud. Es decir, aquellos que logran superar esta primera barrera de acceso, se ven enfrentados a desafíos relacionados a la comprensión de cómo navegar en el complejo sistema de salud chileno, y también relacionados con el trato que reciben o la comprensión del funcionamiento del sistema».

 

-¿Y desde el punto de vista de las políticas en salud pública?

 

«En ese ámbito es importante que -primero que todo- se les dé a poblaciones socioculturales diversas, como las migrantes internacionales, un lugar en las políticas de salud. Que se les reconozca y se realicen esfuerzos para ir controlando y reduciendo estas barreras de acceso, de uso y de trato en salud, así como también en procesos de exclusión social más amplios».

 

«Es necesario darles un espacio desde lo estratégico y político, y que eso permee a la atención directa en salud y la formación profesional, generando así competencias reales desde un enfoque intercultural en salud que los acerque y genere mayor sensibilidad para el trato cotidiano en estos grupos».

 
 

-Según su perspectiva y los estudios que han realizado, ¿cuáles son las necesidades más urgentes ahora que el SARS-CoV-2 está circulando velozmente en el país?

 

«Hay hoy necesidades urgentes que son generales y otras que son específicas al ámbito de la salud».

 

-Vamos por parte, primero las generales.

 

«En términos generales, para poder cumplir las medidas de prevención y de diagnóstico oportuno, aquellos grupos de migrantes internacionales que viven en vulnerabilidad socioeconómica -entendiendo que no todos los extranjeros comparten dicho riesgo- necesitan contar con mejores condiciones de vivienda, alimentación y trabajo. Solo de esta manera podrían estar seguros de que, mientras ellos cumplen las medidas de cuarentena o aislamiento, van a poder comer, asegurarse un techo y no pasar frío».

 

«Junto con esto, acelerar la tramitación para regularizar su situación migratoria, facilitar que puedan recibir ayuda humanitaria independiente de tener o no un RUT y promover ambientes sociales y barriales de respeto, apoyo mutuo y no discriminación».

 

-¿Y en lo específico a salud?

 

«Ahí tenemos que asegurar el acceso a prevención, diagnóstico y tratamiento en general referido a la pandemia SARS-CoV-2. Y que el proceso de diagnóstico y tratamiento no sea discriminatorio ni estigmatizante hacia ellos. Para eso hay que mejorar los discursos y el lenguaje desde la autoridad hacia los equipos y la ciudadanía, de tal manera de que no se diga, por ejemplo, que hay migrantes ilegales contaminados que están trayendo los virus o que son los migrantes los que están replicando la condición de contagio acelerado del virus. Estas aseveraciones asumen que los grupos de migrantes internacionales en desventaja socioeconómica ‘desean’ o ‘eligen’ vivir en esas condiciones y no reconocen que esto una consecuencia real y concreta de cómo nosotros como país los recibimos y acogemos».

 
 

-En la encuesta que realizaron desde la UDD, en conjunto con el Colegio Médico, el Servicio Jesuita a Migrantes y el núcleo milenio MicroB-R, había todo un apartado en el cual los participantes podían reportar libremente sus principales necesidades y/o preocupaciones por la pandemia. ¿Cuáles de estas destacaría?

 

«Además de la ayuda que necesitan para enfrentar mejor la pandemia en cuanto a vivienda, alimentación, trabajo seguro, trato social y salud, ellos señalan que necesitan regularización migratoria».

 

«Los que están en situación irregular -sin un RUT- están quedando fuera de todas las medidas de protección y de beneficios sociales que hoy ofrece el Gobierno, como bonos o canastas de alimentos. De ahí la importancia de acelerar y facilitar la tramitación de regularización migratoria, no solo a quienes tenían visa temporaria y esta expiró durante la pandemia, sino que a todos quienes lo requieran».

 
 

«Otros países, como Portugal, lo han decidido hacer en plena crisis sanitaria como medida de salud pública, para cortar cadenas de transmisión del virus y como medida de protección social esencial tras los severos efectos de la pandemia. Es algo para revisar en nuestro país. Si esta regularización no es posible a corto plazo, entonces se podría, por ejemplo, permitir la recepción de beneficios mediante el número de pasaporte durante la pandemia».

Publicada originalmente en www.pauta.cl

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