Una plataforma del Servicio Jesuita a Migrantes
Juan Pablo Ramaciotti
Director de Incidencia y Estudios SJM Chile
Opinión
/ 3 de abril 2020
«La crisis está afectando a todas las personas que viven en el país, especialmente a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Sin embargo, hay elementos que hacen que una parte importante de los hogares migrantes vean mucho más difícil tomar medidas de aislamiento o queden incluso más expuestos a perder su vivienda».
Durante las últimas dos semanas, se han multiplicado los casos de personas migrantes que, a través de la aplicación Migrapp, piden orientación sobre temáticas migratorias o ayuda al Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) para pagar su arriendo o encontrar un albergue, después de haber perdido su trabajo producto del escenario causado por el COVID-19.
La crisis está afectando a todas las personas que viven en el país, especialmente a quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad. Sin embargo, hay elementos que hacen que una parte importante de los hogares migrantes vean mucho más difícil tomar medidas de aislamiento o queden incluso más expuestos a perder su vivienda. La angustia que ya viven miles de familias en el país, se acentúa cuando hay barreras adicionales que hacen aún más difícil encontrar soluciones a la falta de recursos para llegar a fin de mes y pagar un arriendo.
Un reciente estudio del SJM, TECHO-Chile, el Departamento de Sociología de la U. de Chile y el Centro de Estudios Fernando Vives SJ de la U. Alberto Hurtado expone que, previo a la actual crisis, las condiciones de habitabilidad y acceso a la vivienda para personas migrantes ya eran peores que las de la población chilena. Un 14% del déficit habitacional corresponde a hogares migrantes; un 22% de los hogares migrantes presenta allegamiento (mientras los nacionales llegan al 8%); y un 19% están hacinados (más del doble que en el caso de los chilenos). Por otra parte, mientras un 67% de los hogares chilenos cuentan con vivienda propia, en el caso de los migrantes es sólo un 15%; y si 1 de cada 20 hogares no migrantes arrienda sin contrato, en el caso de los migrantes es de 1 por cada 4 hogares. De las más de 47 mil familias que viven en campamentos en Chile, casi un tercio son migrantes.
¿Cómo hacer cuarentena en un hogar hacinado? ¿Cómo tomar medidas de higiene en un campamento sin acceso al agua potable? ¿Qué opciones hay para acceder a la protección del Estado sin una visa de residencia?
A las dificultades económicas que ya viven miles de chilenos y chilenas, para las familias migrantes se suman factores que, según el estudio mencionado, son críticos y determinantes para acceder a condiciones dignas de vivienda: el tiempo viviendo en Chile (quienes llevan más años en el país presentan condiciones mucho más favorables) y la regularidad migratoria (quienes se encuentran en situación irregular están mucho más expuestos a precariedad habitacional y situaciones abusivas).
El coronavirus se hizo presente de manera más fuerte en el sector oriente de la capital. Las primeras víctimas fueron de Santiago Poniente. Cuando contamos con espacios seguros, acceso a buena salud, condiciones de habitabilidad, podemos salvarnos. Cuando no, lamentablemente aumentan las probabilidades de muerte. El contexto de crisis llama a tomar medidas extraordinarias. Desde el Estado, a buscar que la situación migratoria no sea un impedimento para proteger los derechos de las personas. Desde la sociedad, apostar por la solidaridad para mitigar la dura situación que viven miles de familias.
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