Más de 500 mil extranjeros podrán votar el próximo 4 de septiembre por la opción Apruebo o Rechazo. Los electores que más aumentaron fueron los haitianos y venezolanos.
El pasado 6 de julio, el Servel dispuso el padrón electoral y la nómina de inhabilitados definitiva para el Plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre, donde 15.076.690 personas podrán sufragar en Chile y otras 97.239 lo podrán hacer fuera del territorio nacional.
En tanto, serán 514.628 los extranjeros habilitados para votar este 2022, es decir, representan un 3,4% del padrón total de electores y un aumento importante al comprarlo con los 378.829 que estaban habilitados para el Plebiscito de entrada. Luego, aumentaron a 414.920 en las municipales de mayo de 2021, y a 449.919 en las presidenciales y parlamentarias de noviembre de ese año. La diferencia con esas votaciones, es que en esta oportunidad el voto será obligatorio.
La principal concentración de electores por nacionalidad son Perú, con 167.348 electores; Colombia, con 68.432; y Bolivia, con 54.409. Más atrás está Venezuela, con 34.605 electores; Argentina, con 31.375; Haití, con 26.572; Ecuador, con 19.679; España, con 14.782; y China, con 11.630.
Pero al comparar los crecimientos de 2020 versus 2022, los que más han crecido son los electores de nacionalidad haitiana con un 412,8%, seguido de los electores venezolanos, con 384,1% y los colombianos al final, con 62,7%.
¿Cómo podría comportarse el voto de este grupo en el Plebiscito? En conversación con Emol, analistas afirman que en ningún caso podrían inclinar la balanza hacia una opción, puesto que se trata de un grupo que reúne culturas heterogéneas, con comportamientos políticos diversos e intereses disímiles. Incluso, en algunos casos, podrían desconocer que forman parte del padrón electoral. Todo ello, dependerá mucho del arraigo cultural que han logrado con Chile y la información de la que dispongan.
«No se comportan políticamente de forma homogéna»
«La cifra aún es marginal, tal vez podrían influir en unas elecciones comunales más que para este tipo de eventos (Plebiscito), puesto que todavía no logran ser influyentes en su especificidad. Podrían lograrlo sólo si toda la población extranjera votara de la misma forma, pero no se comportan políticamente de manera homogénea», plantea Octavio Avendaño, doctor en Ciencia Política y académico del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile
En la misma línea, Juan Sandoval, analista político de la Universidad de Valparaíso, dice que si bien el más de medio millón es una cifra a primera vista es «significativa», también lo es de manera «relativa». Esto, porque «se trata de una elección de un padrón de 15 millones y fracción de personas, aunque nadie sabe cuánto de ellos efectivamente concurrirá a votar, pese a que sea obligatorio».
«En ese contexto, uno no podría asumir que linealmente esos 500 mil vayan todos a votar. Si hay desafección entre los chilenos, uno no tendría por qué suponer que ese grupo va a ser homogéneo», complementó.
En la misma línea, Luis Palacios, director del Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad San Sebastián sede Valdivia, plantea que si bien existen pocos estudios que analizan la cultura política de los migrantes, un ejercicio para conocer el comportamiento es mirar la participación que tuvieron en el Plebiscito de entrada, que fue del orden del 20% y desde ese punto de vista, coincide en que «es muy marginal».
Y agrega: «me atrevería a afirmar que algunas comunidades, como la venezolana, que están altamente politizadas, participen, pero otras comunidades es probable que no lo hagan en números determinantes«.
Sandoval, complementa que en el caso de las personas provenientes de Venezuela, producto de su trayectoria, «podríamos hipotetizar que podrían conectar más con los discursos del Rechazo, pero podrían haber otros grupos de migrantes más dados a valorar ideas como el bien común, que puedan conectar más con el discurso del Apruebo».
Información y arraigo
De todos modos, Palacios plantea que también hay mucha desinformación al respecto, por lo tanto «es probable que muchos extranjeros estén en el padrón sin saberlo, porque están ocupados del día a día, o en trámites relativos a mantener sus documentos vigentes, y ese grupo que sí vota es el que ya ha generado redes y ha resuelto de mejor forma su situación migratoria».
Esa dimensión de arraigo -distinto de su legalidad, que es un hecho al formar parte del padrón- también es clave para Sandoval. «Hablamos de cuánto están integrando a grupos más amplios que al particular, como los grupos haitianos que muchas veces se refuerzan mucho en ellos mismos, porque además los chilenos hemos castigado más con conductas y actitudes racistas a este grupo», ejemplifica.
En tanto, recalca que sería plausible pensar que otros grupos provenientes de Venezuela, «por estar más activos en su país contra el régimen, tal vez hayan conectado con más facilidad a redes en Chile con algún carácter político más vinculado a la derecha, lo que es menos probable que ocurra en grupos de Haití», comenta el analista.