Una plataforma del Servicio Jesuita a Migrantes
Durante la segunda semana de septiembre último, el Programa de Sensibilización del Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) realizó en modalidad online el Primer Ciclo de formación «Transformando miradas: hacia una intervención con enfoque intercultural». La cita contó con dos sesiones dirigidas a autoridades, directivos/as y funcionarios/as de programas u oficinas que realizan intervención directa, que buscaban sensibilizarse respecto a la migración y adquirir herramientas para la construcción de una sociedad intercultural.
Entre más de 60 participantes se encontraban personas de Arica a Coyhaique, funcionarios/as de centros de salud, escuelas, oficinas locales de niñez, municipios y del Instituto Nacional de Derechos Humanos, entre otros.
La iniciativa liderada por primera vez por el Área de Educación e Interculturalidad fue muy bien evaluada tanto por los/as participantes, como por el equipo, por lo que se proyecta replicar la instancia para el año 2021. Asimismo los/as participantes finalizaron el ciclo, realizando un ensayo. Aquí publicamos los tres mejores trabajos:
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“… Iguales en dignidad y derechos.” (análisis)
Nicolás Aguilar Ferrer
Psicólogo
Para comenzar, es necesario mencionar que dicho espacio de capacitación es mi primer acercamiento al estudio asociado a migración, y genera en mí una necesidad de revisar propias prácticas y aprovechar en el ejercicio de mi rol profesional, el asegurar el posicionamiento de la interculturalidad como un desafío complejo, pero trascendental, atendiendo la particularidad a nivel social en pleno siglo veintiuno, asociado a reconocer la relevancia de instaurar una dinámica que favorezca el traspaso de información y comunicación entre los diferentes miembros de un espacio específico, como todo lo que ello significa en la valoración de las diferentes experiencias, aprendizajes y saberes.
En la línea de lo anterior, me gustaría partir haciendo una distinción de conceptos básicos que será necesario comprender de igual manera. En primera instancia, el modelo de racionamiento entre saberes, describiendo la monoculturalidad como parte de un modelo más bien asimilacionista, donde es una cultura dominante la que busca que todos quienes pertenecen a otras culturas, se adapten a sus formas de comunicación y funcionamiento. Como segundo concepto, multiculturalidad hace referencia a la falta de conexión, comunicación y traspaso de influencias entre diferentes culturas que comparten mismo territorio o espacio físico particular. Finalmente, Interculturalidad, como la capacidad de generar comunicación entre las diferentes culturas que comparten un espacio territorial, buscando transformar estructuras de poder que generan diversas formas de discriminación. Esta distinción entre los diferentes conceptos resulta necesaria de comprender como primer cimiento, el reconocimiento de alcances de la intervención propia en ejercicio profesional y de la propia conducta también, a fin de establecer además un camino que favorezca la consecución de la meta final.
Por otro lado, es necesario conceptualizar, además, los cuatro pilares esenciales del enfoque intercultural crítico, como línea base hacia dónde debe apuntar la intervención en los diferentes estamentos a nivel público y privado. El primero, corresponde a inclusión y acceso de derechos, que hace referencia a garantizar el ejercicio de derechos desde la práctica, es decir, haciendo valer el ejercicio de derechos fundamentales. El segundo pilar, hace referencia a visibilizar estructuras de poder, como forma de visualizar además focos de discriminación en sus diferentes formas. El tercer pilar, menciona la necesidad de favorecer el diálogo de saberes en la comunidad y el territorio, es decir, conectar y valorar de la horizontalidad de las relaciones a nivel general. Un último pilar, da cuenta de la necesidad de establecer canales de comunicación crítica, como forma de generar espacios de diálogo crítico, que fortalezcan reconocimiento de estructuras de poder y discriminación, que permitan abordaje necesario.
Habiendo hecho la descripción más bien teórica de elementos básicos, me gustaría tomar la frase que aparece en el primer artículo de la Convención Mundial de Derechos Humanos y que dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, para plantear una pregunta que, si bien parece ser innecesaria en la actualidad,
me hace mucho sentido. Y es, ¿somos todos los seres humanos realmente libres e iguales en dignidad y derechos en la práctica? En estricto rigor, no solo existe la convención mundial de derechos humanos que resguarda derechos de orden primario como salud, educación y regularidad migratoria, sino además, contamos con la convención internacional sobre los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familias, sumado a la ley 20.069, que establece medidas de sanción a quienes ejerzan discriminación arbitraria. Sin embargo, en actualidad es posible mencionar que en nuestro país se mantienen conductas y prácticas discriminatorias asociadas no solo a xenofobia, sino también a otras formas de invalidar al otro por el solo hecho de ser migrante, mediante prácticas de relaciones que inferiorizan, sexualizan, racializan, invalidan y cuestionan al otro, al punto de deshumanizarlo.
En función de generar tácticas para revertir dicha situación, es que se crean estrategias a nivel político que buscan visibilizar diversidad cultural presente en nuestro país, sin embargo estas tienden a ser basadas en entregar espacios que faciliten el traspaso de cultura, representado en comida, arte, juegos, música; sin embargo, estos espacios mantienen sectorización y segmentación, que perpetúan aislamiento de quien migra, obligado a generar espacios de relación donde es posible interactuar con otro que sí valida la experiencia individual, pero que en general proviene del mismo país de origen o los une esta etiqueta negativa de ser “migrante”, generando espacios que si bien pueden ser valorados de la experiencia individual de cada uno, a nivel macro, solo tienden a generar espacios de multiculturalidad donde se evidencia las diferencias entre unos y otros, sin embargo no existe espacio de convergencia entre ambos, lo que dificulta aún más el reconocimiento de otras culturas y su influencia sobre la nuestra, desde una persona que se mantiene al margen de dichas situaciones.
De lo anterior se puede desprender a simple vista que no se están cumpliendo a lo menos los pilares fundamentales del enfoque intercultural crítico mencionados. A simple vista es fácil visualizar que inclusión y acceso de derechos, no se visualiza cuando la única posibilidad es habitar espacios marginados y delimitados, que aumentan aislamiento social. Además, a simple vista también, se puede observar que no se generan oportunidades de diálogo de saberes en la comunidad y el territorio, toda vez que, los espacios de visualización de otras culturas se limitan a ferias o similares. Sin embargo, si vemos un poco más allá, podemos observar que no existen espacios de análisis críticos o reflexivos para población general, sino más bien espacios para quienes trabajan o conviven a diario con personas migrantes y/o forman parte de esa población en Chile. Por otro lado, el último de los cuatro pilares fundamentales, que hace alusión a visibilizar estructuras de poder, requiere de conocimiento previo y análisis de las propias conductas para dar cuenta a nivel micro de dichas situaciones.
Finalmente, en cuanto a establecimiento de políticas públicas que tracen lineamientos transversales en estamentos públicos y privados respecto del trabajo con personas migrantes, se observa en la práctica que muchos profesionales contamos con conocimiento respecto de la obligatoriedad de trabajar sobre dicho enfoque, sin embargo, existen muy pocos espacios que favorezcan capacitación e incorporación de dicho enfoque a nivel general, abordado formas de materializarlo en acciones concretas y prácticas en ejercicio profesional de cada uno. Lo anterior entonces, refuerza la idea de que, si bien todos somos iguales en dignidad y derechos, no todos somos iguales en un país que no
cuenta con dotación profesional capacitada que disminuya barrera idiomática con personas cuyo país de origen es Haití, profesionales que evalúan y juzgan al otro desde la experiencia y lo esperado en la cultura chilena, cuestionando formas de relacionarse, de criar, de compartir e incluso de establecer relaciones con otros… por lo tanto, las personas migrantes se siguen viendo en una posición de desventaja, que puede configurarse finalmente como discriminación o violencia de estado.
«Segundo vuelo humanitario a Haití»(análisis de una noticia).
Carla Retamal-Cofre Cofré
Trabajadora Social
El 12 de septiembre de 2020 despegó del aeropuerto Arturo Merino Benítez el segundo vuelo humanitario a Haití con 120 personas en él. La iniciativa fue gestionada por “Siempre por Chile”, grupo compuesto por empresarios chilenos de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) que facilitó los recursos económicos para el viaje que incluyó a las personas que no lograron viajar en el primer vuelo realizado el 20 de agosto de 2020 (Pura Noticia, 12 de septiembre 2020).
Los ciudadanos haitianos, por medio de la autogestión, solicitaron la realización de un segundo vuelo que fue respaldado por el Instituto Católico de Migración (INCAMI) y la Fundación Fré (Fundación FRÈ, 12 de septiembre 2020).
El padre Álvaro Chordi, vicepresidente de la Fundación FRÈ, señaló:
“La ternura y el llamado valiente de la actriz Luz Valdivieso por las redes sociales unida a la extraordinaria atención y sensibilidad social de CPC, permitieron organizar un segundo vuelo que permitió regresar a los siete que quedaron en tierra además de otras 113 personas haitianas que completan el avión. Al final, están regresando cerca de 270 personas a su país, gracias a la reivindicación de las personas acampadas frente a la Embajada de Haití y a la demostrada generosidad de la Confederación de la Producción y del Comercio” (Plaza, 12 de septiembre 2020).
Ellos constituyen 270 historias frustradas, personas que emprendieron un proyecto migratorio en Chile y que se vieron entorpecidos por el contexto de la pandemia (Tele13 Móvil, 20 de agosto 2020). De acuerdo con el informe elaborado por TECHO-Chile, INFOCAP, Fondo Esperanza, Servicio Jesuita a Migrantes, Fundación Súmate, Fundación Emplea, Fundación Lican, Espacio Mandela, el Centro de Ética y Reflexión Social Fernando Vives de la Universidad Alberto Hurtado y Hogar de Cristo llamado “Pobreza y Pandemia: Propuestas para un Chile más Digno y Justo”.
Establece que la recuperación del empleo para la población migrante podría ser incluso más compleja en comparación a la población nacional debido a que la tasa de desocupación en mayo alcanzó un 11% para el caso de las personas nacidas en Chile, mientras que llegó al 15,7% para personas migrantes. Esta diferencia se podrá explicar por una mayor desprotección laboral de las personas migrantes, sumada a que se concentran en empleos vinculados a sectores donde se requiere una mayor participación presencial y, por lo mismo, se han visto afectados por la pandemia (INFOCAP, 10 de septiembre 2020).
Por otro lado, afirma que existe un total de 398.253 personas extranjeras en el Registro Social de Hogares (RSH) a mayo de 2020, equivalentes a un 2,9% del total de personas, de ellos, el 59,8% se encuentran en el tramo de mayor vulnerabilidad (entre el 0% y el 40%) de la población total. Si se contrastan los datos con estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y del Departamento de Extranjería y Migración el número total de extranjeros a diciembre de 2019 ascendía a 1.492.522 personas en Chile (cerca de un 8% del total de la población del país).
La baja proporción de personas migrantes que están dentro del RSH en el contexto de pandemia pues es un requisito para acceder a las distintas medidas dispuestas por el estado para hacer frente a la crisis social y económica. Además, de la suma de los posibles problemas administrativos que pueden traer consigo el vencimiento de una visa de turismo, expiración del visado de residencia o ingreso al país por pasos no habilitados hace que queden excluidos de la institucionalidad y la red de protección social.
Por lo tanto, titulares tales como: “CPC colaboró con segundo vuelo humanitario a Haití: 120 personas se reencontraron con sus familias”. Son titulares que pueden tener una segunda lectura, ocultan una verdad de fondo y es la ineficacia de las instituciones para salvaguardar la protección de los derechos sociales de las personas en tiempos de crisis COVID-19.
Si estos mecanismos se hubiesen anticipado al fenómeno o generado salvaguardias temporales como por ejemplo un proceso de regularización extraordinario a todos los migrantes en el territorio que tenían pendiente su autorización de residencia como lo hizo Portugal no hubiese sido necesario acudir a la beneficencia del empresariado para repatriarlos a sus países de origen. En este caso el país de origen es Haití por décadas ha sufrido una crisis estructural que contempla desde la dictadura hereditaria duvalierista (1957 a 1986), la transición democrática inmersa en avances y retrocesos hasta la caída de Aristide (febrero de 2004). Estos factores traen como consecuencia directa la inexistencia de un poder estatal hasta el punto de haber sido catalogado como ejemplo paradigmático de Estado fallido (Mejías, 2005).
De acuerdo con la información entregada por los medios de comunicación, en el segundo vuelo humanitario rumbo a Haití iban niños nacidos en Chile, por ende, chilenos. En esta situación en particular, se les ha privado de las garantías de crecer acá, la protección que puede ofrecer Chile en comparación con la incertidumbre que le ofrece el país del que son originarios sus padres, esto contraviene a la Convención sobre los derechos del niño que establece:
(Artículo 8, Convención sobre los derechos del niño).
En la Convención sobre los derechos del niño, se observa a los niños y las niñas como individuos y como miembros de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades apropiados para su edad y su etapa de desarrollo (IPPDH,2016)
Con el vuelo humanitario se están vulnerando los siguientes principios de la Convención:
Es por este motivo que no hay que confundir frases que aparecen en los medios de comunicación que relatan: “La ternura y el llamado valiente de la actriz Luz Valdivieso por las redes sociales unida a la extraordinaria atención y sensibilidad social de CPC” para romantizar la desprotección y alta vulnerabilidad que presentan las personas migrantes, como se observó el 11 de octubre de 2020 donde una decena de personas de distintas nacionalidades realizó un banderazo en la Plaza de Armas de Santiago con la intención de visibilizar un completo abandono en el que se encuentran desde el inicio de la crisis sanitaria, enfatizando que la población extranjera residente no ha podido acceder a ninguna ayuda estatal, debido a las dificultades para regularizar sus visas (Reyes & Vásquez, 12 de octubre de 2020).
Finalmente, y a modo de conclusión. Los derechos humanos resultan ser fundamentales para direccionar el actuar de las instituciones, por medio de criterios de focalización a cada grupo que requiera ayuda, los migrantes requieren del resguardo de un sistema de protección robusto que pueda hacer valer sus derechos en suelo chileno.
Referencias Bibliográficas
ACNUR España (s/f). Convención de los derechos del niño. Obtenido de: https://www.acnur.org/es-es/prot/instr/5b6ca1e54/convencion-sobre-los-derechos-del-nino.html
?gclid=Cj0KCQjwqfz6BRD8ARIsAIXQCf2RKBU0VgTbP_JccPfk9DUHbX4B9b65ov6ixTsDcMm
INFOCAP (10 de septiembre 2020). Descarga aquí el documento “Pobreza y Pandemia: Propuestas para un Chile más Digno y Justo”. Obtenido de: https://www.infocap.cl/descarga-aqui-el-documento-pobreza-y-pandemia-propuestas-para-un-c hile-mas-digno-y-justo/
IPPDH (2016). Derechos humanos de la niñez migrante. Migración y derechos humanos. Instituto de Asuntos Públicos en Derechos Humanos del MERCOSUR y Organización Internacional para las migraciones (OIM). Obtenido de https://www.ippdh.mercosur.int/wp-content/uploads/2018/08/IPPDH-MERCOSUR-Derechos-Hu manos-de-la-Ninez-Migrante.pdf
Mejías, S. (2005). Haití: el intento fallido de construir una democracia sin estado. Cuadernos de estrategia, (131), 23-59. Obtenido de: file:///D:/Dialnet-Haiti-1394943.pdf
Plaza, F. (12 de septiembre 2020). CPC colaboró con segundo vuelo humanitario a Haití: 120 personas se reencontraron con sus familias. Radio Agricultura. Obtenido de: https://www.radioagricultura.cl/nacional/2020/09/12/cpc-colaboro-con-segundo-vuelo-humanitari o-a-haiti-120-personas-se-reencontraron-con-sus-familias.html
Pura Noticia (12 de septiembre 2020). Viaje humanitario: 120 ciudadanos haitianos retornan a su país en segundo vuelo. Obtenido de: https://www.puranoticia.cl/noticias/internacional/viaje-humanitario-120-ciudadanos-haitianos-ret ornan-a-su-pais-en/2020-09-12/110635.html?fbclid=IwAR0YFqyeadaYRGZb8QO9Ip2hvoZJG2 hT0njY6HpJf00vO1YViD9FIPh2-9I
Reyes, V. & Vásquez, S. (12 de octubre de 2020). Extranjeros en Chile acusan abandono durante crisis y piden ayuda para que 500 mil se regularicen. Chile. Bio Bio Chile. Obtenido de: https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2020/10/12/extranjeros-en-chile-acusan-aband ono-durante-crisis-y-piden-ayuda-para-que-500-mil-se-regularicen.shtml?fbclid=IwAR1NIFwxW smO3wreHzOMbjqy2Yjx98btNdIeg2wl6NvhUviFPyedUxEsxIw
Tele 13 Móvil (20 de agosto 2020). Vuelo humanitario traslada a ciudadanos haitianos hasta Puerto Príncipe. Obtenido de: https://www.t13.cl/noticia/nacional/vuelo-humanitario-haitianos-puerto-principe-20-08-2020
«Una mirada hacia la expresión simbólica del racismo en la ciudad de Arica«
Elia Paoletti Aguilera – Trabajadora social
Corporación de Formación Laboral al Adolescente – CORFAL ARICA
La inmigración corresponde al desplazamiento de diversas comunidades extranjeras a un país, en Chile se da principalmente durante los siglos XIX y XX, en donde grupos de inmigrantes llegan con orígenes y motivos diversos, como los provenientes de los países fronterizos debido a la interacción de sus relaciones con Chile. Para algunos autores, el origen étnico es un reflejo de discrepancias económicas o políticas entre países. Wallerstein (1990:11) refiere que las fronteras que se crean en las relaciones sociales con otros/as son establecidas por las posiciones que ocupan cada uno de los miembros de una sociedad. Al mismo tiempo, señala que el racismo es el tipo de relaciones que diferentes segmentos de la fuerza de trabajo han sido obligados a adoptar en una estructura económica determinada, mientras que para Wieviorka (1193) el racismo tiene dos miradas: de inferiorización y la de diferenciación, que se expresan en discriminaciones como tratamiento desigual fundado en un criterio legítimo. Para Tijoux y Díaz (2014) en nuestra sociedad se perpetúa la violencia racista y sexista que sufren los inmigrantes, basada en una construcción social y cultural estereotipada de los/as migrantes, generando en quienes son víctimas graves secuelas.
En las últimas décadas, ha sido la población peruana la más numerosa, seguida de la Boliviana y en este último periodo de la Colombiana, Ecuatoriana, Venezolana y Haitiana. Uno de los principales factores que han producido esta inmigración ha sido la visualización de Chile como una oportunidad dado el crecimiento de la economía durante las últimas décadas. Sin duda, los procesos de migración son complejos especialmente porque no son entendidos como un aporte a la economía, cultura y desarrollo de un país, no sólo de grupos más radicales (patrióticos) que aún conviven en Chile, sino también en aquellos espacios comunitarios y cotidianos en donde las personas migrantes se ven totalmente discriminadas, excluidas y muchas veces violentadas. Incluso, para ciertos grupos, el crecimiento en el número de inmigrantes representa una «invasión» que quita el campo laboral a los nacionales y critican la política «permisiva» del Gobierno de turno. Otros simplemente la toleran en la medida que no implique la llegada de delincuentes y se cumpla con las leyes de inmigración.
En la ciudad de Arica, se observan innumerables ejemplos del trato discriminador y racista hacia personas de distintas nacionalidades, pero últimamente con especial énfasis hacia la población Colombiana y Venezolana migrante, quienes han ido instalándose en sectores periféricos de la ciudad, expuestos a graves situaciones de vulnerabilidad social y económica, expresión que se puede observar por ejemplo en el cobro excesivo de arriendos de viviendas de mínimas condiciones; situaciones de bullyng en contextos educacionales con niños y niñas migrantes y el maltrato de un grupo de importantes de personas en términos verbales, refiriéndose a los inmigrantes, “cholos”, “indios”, “caras de llamo”, “roba maridos”, etc.
Ahora bien, respecto a las violencias racistas y sexistas que se pueden observar en Arica, se pueden señalar claros ejemplos. Uno de ellos se cristaliza en la práctica de contratación (informal) de hombres jóvenes y adultos migrantes, que se ubican físicamente a un costado del Terminal Internacional en días y horas determinadas esperando la llegada de
“patrones”, que viene por ellos para un trabajo diario, vinculado principalmente a la agricultura y a la albañilería, pagando por el día de trabajo, negociando la entrega o no de almuerzo en este pago. La violencia simbólica presente en esta transacción, es clara, uno tiene el poder, dado que tiene el dinero, la comida, la existencia… de cientos de hombres que aceptan muchas veces condiciones deplorables significativas, una “nueva exclavitud”, en donde migrantes subyacen a una explotación laboral, en función de un ingreso que les permite “sobrevivir” y reunir ínfimos ingresos que luego llevan o envían a sus familias.
En esta experiencia se refleja una suerte de “animalización”, en donde migrantes son despojados del valor de sujetos a un estado de objeto, observados y valorizados a partir de su aspecto físico, su edad y su pasividad. En esta situación, las personas no son personas, se convierten en animales de trabajo duro, que muchos chilenos no están dispuestos a realizar por tales condiciones y salario. Se convierten en unos pocos segundos en animales. Obreros, profesionales, estudiantes universitarios, recurren a esta alternativa como la oportunidad de poder apoyar a sus familias que quedaron en su ciudad y país de origen. Otro ejemplo de esta animalización de las personas migrantes, es el que ocurre en el paso fronterizo en Chile, específicamente el Control Fronterizo de Chacalluta. La relación que se da entre personal de la policía y el/la migrante da cuenta en la mayoría de los casos de prácticas abusivas y la percepción que se tiene de ellos (por parte de dichos funcionarios) es que ven al migrante como un enemigo o sospechoso permanente, sólo por su aspecto físico o nacionalidad. Si bien es cierto, el maltrato no es generalizado pues depende del/la funcionario/a o de cada turno, la mayoría de ellos también ejerce una violencia simbólica en tanto mantienen una situación de poder frente a la persona en situación de migración, cuyo acto en una cantidad importante de personas es la negación de la autorización para ingreso al país. La negación del ingreso, tiene como consecuencia ser “devueltos” o “rebotados” a partir de una decisión discrecional relacionada no siempre a una política institucional, sino que en la mayoría de los casos al uso de un criterio personal. Lo anterior produce una segunda consecuencia, que es el ingreso clandestino por pasos no habilitados a manos de pasadores o “coyotes”, quienes se aprovechan de la necesidad o anhelo de llegar a Chile de dichos migrantes que han sido devueltos o aquellos que no cuenta con la documentación requerida. En ese sentido, la frontera opera como un “cedazo” en la cual se categoriza y autoriza el paso a las personas considerando nacionalidad, origen étnico o clase, incluso características más materiales como la forma de vestir. El proceso es sin duda subjetivo, anti-criterioso, antojadizo, conducta que viene por supuesto de la conexión con un imaginario colectivo y un habitus aprendido y aprehendido en los procesos de socialización, que instalan y consolidan una mala práctica que debe ser abordada con urgencia.
Además de la anterior, la migración tiene una serie de aristas, otra de ellas es la feminización de la migración, cuya situación considera una doble y triple discriminación, por la condición de mujer, pobreza y migrante. El proyecto migratorio de una mujer es mucho más arriesgado porque está expuesta a múltiples riesgos, los estudios dan cuenta que cada vez más mujeres, a menudo menores de edad, utilizan peligrosas rutas migratorias exponiéndose a situaciones de violencia de género y/o explotación sexual. Existe un imaginario racista que se cruza con temas género, y en el escenario actual donde la migración en Chile esta feminizada, son las mujeres quienes se van más afectadas, dejando en la mayoría de los casos a sus hijos(as) en el país de origen.
Las mujeres también son explotadas en el ámbito laboral, muchas de ellas se han dedicado a desarrollar el trabajo doméstico, en donde aún en la actualidad cientos de ellas, son obligadas a trabajar más horas de lo legal con salarios que no corresponden a este tipo de trabajo. Por otro lado, el trato que reciben en estos espacios más íntimos, son muchas veces con trato discriminatorio, racista y xenofóbico, no sólo por sus empleadores adultos, sino también por los niños y niñas de la casa que han aprendido este comportamiento de los adultos.
Dichos comportamientos, son reforzados permanentemente por políticas educativas que no favorecen la integración, todo lo contrario insisten en una enseñanza personalizada que no permite aprender del otro, de su cultura y de sus experiencias. Si bien es cierto, existen iniciativas escolares que surgen de la voluntad y motivación del equipo directivo de su profesorado, aún no es suficiente y es más, aún no responde a una política pública universal que promueva una cultura de paz e integración.
Son también los medios de comunicación que contribuyen y promueven la xenofobia y el racismo, dificultando también los procesos de integración. Se suele observar en los medios escritos y radiales locales (así como en los nacionales) discursos con violencia simbólica asociando delincuencia o tráfico de drogas con nacionalidad o la publicación indiscriminada de prostitución femenina de otras nacionalidades.
Los/as Chilenos/as, tenemos una idea de que no somos racistas lo cual en la práctica no es así. Tenemos el desafío de enfrentar el racismo partiendo por cada uno de nosotros/as y contribuyendo a ser de nuestro país y de esta ciudad más hospitalaria para los/as migrantes. El beneficio de la migración como forma de diversificación del país, planteado la inmigración como un proceso demográfico natural del ser humano, incluyendo los propios procesos de migración de chilenos en otros países por diversas razones a lo largo de la historia.
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